domingo, 17 de enero de 2010

El viaje íntimo de la locura.

En el jardín hay un cerezo dormido,pero parece muerto. Este otoño comenzó a sentirse ápatico, y la dejadez se apoderó de su espíritu. La vida, cansada de verle abúlico y desastrado, decidió que lo mejor sería que se tomaran un tiempo para reflexionar sobre su relación, y se marchó de vacaciones, dejándolo en un estado de abatimiento que hizo que se fuera consumiendo poco a poco hasta que acabó por convertirse en lo que es ahora: el aletargado esqueleto de un cerezo, una osamenta de madera clavada al suelo, que sólo espera que regrese a la vida.